Los
cíclopes son gigantes
de un solo ojo, muy fuertes, tercos y de emotividad abrupta.
Su
único ojo es de gran tamaño y está situado en el centro de la
frente. A este ojo se le atribuyen poderes especiales, ya que es
capaz de desintegrar casi cualquier cosa con una mirada.
La
primera generación de cíclopes
estaba formada por los hermanos; Arges (resplandor), Brontes (trueno)
y Steropes (relámpago). Estos 3 cíclopes eran, junto a los titanes
y los gigantes de las cien manos, los hijos de Gea y Urano. Se
convirtieron en los herreros forjadores del Olimpo de los Dioses dada
su gran aptitud para manejar el metal. También forjaron el rayo de
Zeus.
Urano,
que odiaba a sus descendientes, mantuvo a los cíclopes presos en el
interior de Gea (la diosa Tierra) hasta que fue abatido por otro de
sus hijos: Cronos (un titán). Cronus temía el poder de los inmensos
cíclopes así que los volvió a encerrar. Zeus rescató a los
cíclopes y éstos con sus rayos ayudaron a Zeus a vencer a los
Titanes.
La
segunda generación de cíclopes
eran los descendientes de Poseidón y no poseían la habilidad para
la metalurgia que tenían sus antecesores. Se dedicaban al pastoreo
en Sicilia, donde vivían bajo ninguna ley.
El más
famoso de estos cíclopes es Polifemo, uno de los protagonistas de La
Odisea de Homero. En el relato se cuenta que Polifemo era
especialmente cruel y consiguió atrapar a Ulises y a sus doce
compañeros, a los que encerró en una cueva para devorarlos vivos.
Día tras día iban cayendo miembros del grupo hasta que Ulises
emborrachó con vino dulce al bobo cíclope hasta dejarlo dormido. En
ese momento le atacó e hirió su único ojo. Al día siguiente, con
el cíclope prácticamente ciego, consiguieron escapar saliendo
camuflados con el rebaño de cabras.
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