Las
ondinas son una variedad de ninfas,
propias de lagos y aguas dulces.
Su
formación transcurre en las mismas condiciones que las de cualquier
ninfa
pero, normalmente, son fuerzas elementales del agua las que dan vida
al cuerpo femenino.
Las
ondinas tienen el cuerpo azulado o verde, los dedos de las manos y
pies ligeramente palmeados, las orejas puntiagudas y los cabellos muy
largos y azules, amarillos o verdes. Pueden respirar tanto en el agua
como en el aire.
Son
criaturas muy alegres y traviesas, y se dice de su risa que es capaz
de hechizar a los viajeros y marineros que se encuentran con ellas,
hasta el punto de perder la voluntad.
Las
ondinas no son malvadas, su carácter es neutral, sin embargo
siempre se ha pensado que son perversas debido a las miles de
historias se que cuentan de cómo algunos pescadores han encontrado
la muerte al tener cerca a una ondina.
Se
divierten jugando con los humanos que andan cerca y, muchas veces,
mueven las aguas provocando unas enormes corrientes, y así continúan
hasta que ahogan al pescador o viajero, acontecimiento que les
resulta muy divertido. Lo cierto es que no siempre son conscientes
del mal que hacen.
Algunas
ondinas incluso se han llegado a enamorar de humanos convirtiéndose,
a partir de ese momento, en sus mayores protectoras.
Una
antigua leyenda cuenta que las ondinas no tienen alma y, que si
encuentran una pareja humana con la que tener un niño, encuentran
también un alma, aunque a partir de ese momento el dolor y el
sufrimiento son más intensos.
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