La
mantícora es un ser monstruoso con cuerpo de león, alas de
murciélago y cabeza humana.
Se
trata de una criatura no demasiado inteligente pero muy fiera y
poderosa. Su cabeza es la de un ser humano, con barba, densa
cabellera leonina y una dentadura muy afilada. Las alas son las de un
enorme murciélago y el resto de su cuerpo es el de un león gigante
excepto la cola, cuya parte final está rematada por un aguijón muy
parecido al del escorpión y con púas venenosas. Puede medir unos 5
metros de largo y hasta 3 de alto.
Es un
ser carnívoro y tiene preferencia por la carne humana. Cuando tiene
necesidad de comer ataca a sus víctimas soltando las púas de su
cola que actúan como dardos venenosos. Una vez debilitada la víctima
es fácil que sea atrapada por las afiladas garras de la mantícora,
que intentará siempre permanecer en el aire para recibir los mínimos
daños.
Estas
criaturas abarcan territorios muy extensos de unos 50 kilómetros,
normalmente bosques. Se emparejan de por vida y cuidan de su
descendencia. Los cachorros de mantícora no pueden volar hasta que
se hacen adultos. Un cachorro puede ser adiestrado con mucho esfuerzo
pero nada garantiza que al ser adulto obedezca, de hecho, una
mantícora no permite ser usada como montura.
Las
mantícoras son seres malvados que, a menudo, se asocian con otros
seres perversos para obtener una mutua protección.
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